viernes, 2 de septiembre de 2022

MI PIURA

Las historias que he escuchado y las que he presenciado tienen un poco de parecido, un pueblo Piurano que ha crecido a paso tranquilo. En mi mente vive el recuerdo de una Piura rural, donde las casas se asemejaban más a las del campo, casas grandes, con una pequeña parcela de tierra destinada a la siembre de vegetales, y un corral para las aves, esa es la idea que tengo de una Piura joven.
El antiguo mercado de Piura frente a la Plazuela Tres Culturas, donde actualmente se ubica la Corte Superior de Justicia de Piura y el Ministerio Público. Foto: Diario El Peruano.

Las casonas del centro de Pira me recuerdan mi vieja casa, cuyas paredes eran de quincha, caña y adobe, pero con una puerta de latón, con un patio enorme, que tiene una historia que me gustaba escuchar constantemente y lo que me hacía comprender por qué cada domingo o sábado mi abuela le pedía a mi tío un balde de chicha.

Para la familia un poto de chicha no tiene pierde, en ningún momento, pues crecieron entre cántaros y música criolla, cuando el tío abuelo y sus amigos, tocaban criollos, al rimo de una guitarra, un acordeón, y un par de cucharas, como decían ellos se armaba la jarana y la casa se llenaba de par en par de gente bailando y disfrutando de las delicias que la bisabuela Delfina preparaba.

De aquella casa que guardaba historia y recuerdos, ya no queda materia tangible, desde que las lluvias y la salida del río, decidieran llevársela, de a pocos. Ese mismo río que antes prestaba sus aguas para refrescarnos, el mismo que en antaño era el lugar de conversación para las mujeres, cuando lavaban los trapos de sus hijos y esposos, en donde sus enagües se humedecían y las sábanas de tocuyo, eran mezcladas con azul de ropa, que finalmente se enjuagaban, con almidón. El mismo río que arrasó con un puente y muchas vidas.

Muy a pesar de que sea ahora Piura, una zona urbana, no ha perdido la esencia de ella, el calor y el abrazo tierno de la gente, la alegría y la belleza. Piura en su madurez aún preserva su Pola, la historia de Grau, el algarrobo más viejo, la sabrosura de sus delicias gastronómicas que son una explosión de sabores en el paladar del turista y del lugareño. Piura es un frito en la mañana y un ceviche picantito, un clarito heladito y un seco de cabrito un domingo al mediodía, aunque bueno para nosotros cualquier día u hora es excelente para saborearlos.

Piura es la historia de los Tallanes, vestigios que encontramos en Narihuàla, Piura tiene mar, campo y montaña, la ciudad del eterno calor, es ferviente pueblo de fe, de un Cautivo de Ayabaca y una Virgen de las Mercedes. Piura tiene historia hasta el cansancio, que podría morir sin terminar de escucharla toda. Está tierra norteña, nos hace reír y llorar, para mí Piura, sin duda alguna es una maravilla que crece como una niña, pero que ahora está en su madurez, en donde se ven las luces de su gracia y su encanto.


Por: Andreyna Merino.G


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